Esta noche dime que me quieres
(L'uomo che non voleva amare) por Federico Moccia
- Quizá te estuvieras cansando de la
felicidad. Cuando vuelvas a encontrarla, sabrás apreciarla.
- Exhaló un largo suspiro y, tras volver
a abrirlos, miró a su alrededor. De repente todo le pareció viejo; era
como si el mundo se hubiera pasado y permaneciera inmóvil; como si todo
estuviera allí desde hacía demasiado tiempo: la lámpara colgada en el
rincón, a la derecha de la nevera; las tostadas sobre la encimera; la
tabla de madera; el viejo cuchillo grande. Era como si su vida se hubiera
paralizado aquel día.
- Detrás de cada frase
siempre hay un porqué.
- A una mujer siempre
le gusta sentirse enamorada. A veces incluso aunque no sea correspondida.
Hasta diría que mejor si no lo es.
- Casi siempre nos
esforzamos en descubrir quién ha tenido la culpa, cuando tal vez no la
haya tenido ninguno de los dos.
- Hay el mismo número de personas buenas
que de malas. Pero los buenos a veces se olvidan de las cosas en las que
creían.
- Cada vez que conoces
a alguien, tu vida cambia y, tanto si te gusta como si no, nosotros nos
hemos encontrado; yo he entrado en tu vida y tú en la mía.
- Cuanto más te alejas,
más te hecho de menos.
- Hay cosas que no se
pueden cambiar, hay que aceptarlas tal como son. Otras, en cambio, sí
pueden cambiarse.
- Podría ser que
volviéramos a encontrarnos… La vida está llena de sorpresas. Míranos a
nosotros: hemos estado años sin conocernos y en el transcurso de una
semana nos hemos visto dos veces.
- Ya sabía porque un
talento de aquellas proporciones había renunciado a la música. Y también
sabía porque la había conocido. Era como él. Un alma a la deriva.
- La vida es como un
columpio que oscila entre un campo al sol y una tormenta.
- — Cuando ya no te
quiera, si eso llegara a suceder, te dejaré. No esperaré a que llegue otro
hombre para tener el valor de hacerlo.
- —Eso es lo que me da
miedo: tus ganas de que te admiren, tus ganas de gustar y de conquistar;
esas frases dichas a medias cuando empiezas a conocerte, los
sobreentendidos, las alusiones, el intercambio de ocurrencias que a veces
se produce entre un hombre y una mujer para decidir quién tendrá el poder…
— ¿El poder? ¿De qué?
— Del amor.
- — Por la música. Que
se enseñe, que se escuche, que forme parte de nuestra vida, que siempre
sean las notas más bellas… Por la música de nuestro interior.
- Algunas películas
hacen que la vida parezca mucho más fácil de lo que es. Por eso llegan las
decepciones después.
- — A veces no sabemos
apreciar lo que nos rodea. Siempre tenemos demasiada prisa…
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Lo ves? Tú buscas otra cosa en mis palabras, tal vez una insinuación. Sin embargo, yo simplemente quería decir lo que he dicho. La belleza está a nuestro alrededor. Veces estamos ciegos.
- Se metió en la ducha
con el único pensamiento: "¿Le encontraré algún defecto? Y, sobre
todo, algo aún más grave, ¿lo tendrá?"
- A veces contestamos
con demasiada seguridad sólo porque no estamos seguros del todo…
- Creo que cada vez que
una persona conoce a otra se abren nuevos caminos… Quién sabe qué pasará
ahora.
- Te sentís como cuando
te despiertan con un sobresalto: te acuerdas de lo que estabas soñando,
pero ya es demasiado tarde. En los sueños todo va como tú quieres, no hay
problemas, nadie se molesta o tiene algo que objetar. Los sueños son
simples.
- Hay piezas que no se
sabe dónde han ido a parar y que nunca se encontrarán.
- Mi promesa. Y el dolor,
el echarla tanto de menos, no hace que la ame menos… Al contrario.
- Si estás enamorada,
estás enamorada y punto, no hace falta darle tantas vueltas.
- Todos queremos de una manera distinta.
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Federico Moccia en una firma de libros |
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