Perdona sí te llamo amor
(Scusa ma ti chiamo amore) de Federico Moccia
§
En la
vida no se puede tener todo, sin embargo, es necesario aspirar a ello, porque
la felicidad no es una meta sino un estilo de vida.
§
Él con
una flor. Una sola, dice, porque al menos es especial, única, no perdida en un
ramo, confundida con otras.
§
Y
comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirse ligeros y libres. Es
saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no
te toca por contrato. Debes merecerlo cada día.
§
Puede
que sea preciso viajar antes de saber cuál es la meta adecuada para nosotros.
Quizá cada vez que amas sea la primera.
§
Me
gustaría levantarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Pura.
Para escribir en ella como si fuese una página nueva.
§
Estaré
hasta cuando ya no me tengas y te tendré aunque no te posea.
- ― ¿Sabes?, entre nosotros es todo
perfecto.
― ¿A qué te refieres con “entre
nosotros”?
― Somos tan completamente distintos… En
todo. Corremos el riesgo de enamorarnos perdidamente el uno del otro.
― Tú si que vas directo al grano.
― ¿Y qué hay de malo en eso? ¿De qué sirve
darle vueltas? El mundo ya se ocupa de dar vueltas ¿no? Yo voy directa.
- La vida se acaba solo cuando se deja
de vivir.
- Eres un racionalizador de emociones.
Un castigador de locuras. Un contable de las casualidades. La vida no se
puede reducir a simples cálculos.
- El que gana lo celebra, el que pierde
lo explica.
- La creación nace de un rayo, de un
error respecto al curso habitual de las cosas. No hacemos nada bien hasta
que dejamos de pensar en el modo de hacerlo.
- Mantén los pies en el suelo. No a tres
metros sobre el cielo.
- Jodida Afortunada. (J.A)
- Podría decirse que en el amor, el
dolor es proporcional a la belleza de la historia que has vivido.
- Por un amor que comienza, otro se
acaba.
- Un libro debe hurgar en las heridas,
provocarlas, incluso. Un libro debe ser un peligro.
- No hay nada que hacer. A veces el amor
vence verdaderamente sobre todo.
- Tarde o temprano, una acaba
despertando de sus sueños.
- En el amor no existe ninguna fórmula
mágica.
- El día más bello es aquel que todavía
hay que vivir.
- ― Miedo a amar. Repito, ¿qué puede
haber más hermoso? ¿Qué riesgo mayor vale la pena correr? Con lo bonito
que es entregarse a la otra persona, confiar en ella y no pensar en nada
más que verla sonreír.
- El amor más hermoso es un cálculo
equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que
siempre habías utilizado la palabra “nunca”. Qué tengo que ver yo con tu
pasado, yo soy una variable enloquecida de tu vida. Pero no voy a
convencerte de ello. El amor no es sabiduría, es locura.
- La vida es una aventura cuyo inicio
deciden otros y cuyo fin no decidimos, con un montón de intermedios
elegidos al azar por el azar.
- Nos encontramos por casualidad. Nos
encontramos con un beso.
- La felicidad estriba en la capacidad
de ser conscientes de que todo cuanto estamos viviendo, aunque sólo sea el
mero hecho de vivir, no es algo que se nos deba sin más. Así se puede ser
feliz de manera simple, sin demasiados requisitos.
- Cuando nos sentimos felices, los demás
nos caen mejor, y estamos dispuestos a no considerar las diferencias como
defectos.
- Amor significa no tener que decir
nunca lo siento.
- Así no vale. Tenías sólo una
oportunidad. ¡No tenías también que hacer que me enamorase!
- Cuando doy una pincelada de verde en
la tela, no quiere decir que sea hierba, cuando la doy azul, no quiere
decir que sea cielo. Henry Matisse.
- El éxito no es nada si no tienes con
quien compartirlo.
- El éxito es aprender a ir de fracaso
en fracaso sin perder el entusiasmo.
- A veces el vencedor es simplemente un
soñador que nunca ha desistido.
- Cada segundo que pasa es un beso que
señala el tiempo, es una marca para recordar que ese instante no se ha
perdido.
- ― Puede que sea yo el equivocado.
― Pero ¿equivocado en qué? ¿Tienes miedo de que esto no funcione? Pues entonces intentémoslo, ¿no? En realidad, ya lo estamos intentando. Tú mismo lo has dicho un millón de veces… sólo viviendo lo sabremos. ¿Qué te pasa, reniegas a tu Lucio?
― No, Niki, eso nunca, pero es sólo una canción.
― Y entonces, ¿qué?
― Que en cambio esto es la vida.
― Que puede ser más bella que una canción.
― Cuando se tienen dieciocho años.
― Mira que llegas a ser pesado.
― No, Niki, en serio. Me he pasado la noche pensando. No pude salir bien. Ya te lo he dicho, no me lo pongas más difícil.
― Te he demostrado amor, me la he jugado, por todo y contra todos. No puedes decirme esto. No te estás comportando bien. Las cosas se acaban cuando hay una razón para que se acaben, un motivo válido. ¿Tú tienes un motivo válido?
― No, no tengo un motivo válido. Pero tampoco ninguno para seguir contigo.
― ¿En serio? ¿En serio no tienes ninguno?
Alessandro se queda en silencio.
― Entonces ése es el motivo más válido de todos.
- Puedes escapar al ruido del río y de
las hojas al viento, pero el verdadero ruido está dentro de ti.
- En todos estos meses, tú me has
llenado de regalos, pero al final te has quedado con el más hermoso. Mi
cuento de hadas.
- Ya no está. No está aquel motor, el
verdadero, el que hace que todo avance hacia delante, el que te hace ver
las gilipolleces de la gente, la estupidez, la maldad, y tantas otras
cosas y muchas más pero en su justa medida. Ese motor que te da fuerza,
rabia, determinación. Ese motor que te da un motivo para volver a casa,
para buscar otro gran éxito, para trabajar, cansarte, esforzarte, para
alcanzar la meta final. Ese motor que, después, decide hacerte descansar
justo entre sus brazos. Fácil. Mágico. Perfecto. Ese motor amor.
- Porque hay cosas que no se borran
nunca. Y regresan otra vez. Como la marea.
- Tener en los zapatos las ganas de
marchar. Tener en los ojos el deseo de mirar. Y quedarse… prisioneros de
un mundo que sólo nos deja soñar, sólo soñar…
- Se abraza con fuerza a sí misma. Y se
siente sola. Y le gustaría mucho poder detener esa lágrima. Y le gustaría
no haber amado. Y le gustaría mucho no seguir amando. Pero no lo consigue.
Y esa lágrima cae, y se sumerge en el mar azul, tan salado como ella.
- Perdóname, a lo mejor me he
equivocado, he recordado lo que me regalaste. Una sonrisa. Un beso. Un
viaje nunca empezado.
- ― Hace veintiún días, ocho horas,
dieciséis minutos y veinticuatro segundos que te estoy esperando.
― ¿Y qué quieres decir con eso? En mi caso hace más de dieciocho años que te espero y nunca me he quejado.
- ― Alex…
― Sí.
― Prométemelo.
― ¿El qué?
― Lo que estoy pensando.
― Sí, te lo prometo… Amor.
- Aunque se rompa algo nuestra vida no
cambia.
- Porque ahora es ahora. Y nosotros
somos nosotros.
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